Después de haberse
depilado concienzudamente se preparó un buen baño de espuma, se lo merecía. Esa
tarde tenía que estar realmente espectacular, iría de tiendas con su madre y
buscaría su vestido de novia, faltaban sólo cuatro meses para su boda. Mientras
se acariciaba pensando en la tela que besaría su piel, su móvil emitió un leve
aunque familiar sonido: su whatsapp reclamaba su atención. Lo abrió y vio que
era de un número desconocido que enviaba una imagen. Esperó hasta que por fin
se abrió. La contempló sorprendida, mientras le llegaba otro mensaje. “Estreno
mi nuevo teléfono y número contigo, ¿me mandas una foto tuya amor?” La imagen
no era perfecta. Aunque algo borrosa y carente de luminosidad, sí se distinguía
perfectamente de qué se trataba, un torso desnudo y un miembro erecto en toda
su plenitud. No cabía duda alguna de que era de su prometido.
Su corazón
comenzó a latir rápidamente. Jamás hubiera pensado que Javier se atrevería a
mandar imágenes tan explícitas. Era un buen hombre, trabajador, cariñoso, pero
a veces mostraba ser algo tranquilo a la hora de querer tener relaciones con
ella. Cuando vivieran juntos todo cambiaría, pensaba ella cuando le entraban
dudas. Antes de que ella comenzara a enviar un mensaje, volvió a recibir otro:
“Mastúrbate y envíame las fotos de tu placer…” Arancha sonrió, quitó el tapón
del desagüe hasta que tan sólo quedó la espuma en su cuerpo, mandó un mensaje
rápido a su contrincante “espera, que te las mando ahora” y se dispuso a
hacerse las fotos. Abrió sus piernas empapadas y contempló su vulva a través de
la pantalla del móvil, era espectacular con la espuma jugando con sus pliegues.
Se las mandaría todas juntas, como si se tratara de los fotogramas de una
película de cine mudo.
Posó su mano sobre su clítoris y lo rozó una y otra vez
con su mano izquierda mientras que con su mano derecha iba haciéndose más
fotos. Era realmente excitante mandar fotos a su novio, era la primera vez que
lo hacían pero no sería la última vez. Sólo pensar que sus fotos llegarían
hasta él la excitaba aún más. Acarició su cuerpo y se humedeció ligeramente sus
labios con la lengua. La espuma resbalaba mimosa por su cuerpo, su pelo castaño
mojado cosquilleaba sus hombros y se sintió terriblemente sexy. Contempló las
cremas que tenía a mano y cogió un tubo de crema nutritiva que le pareció muy
adecuado para sus juegos. Impregnó su sexo con la crema blanca, lo extendió sin
prisa gozando con cada caricia y jugó con el bote rozando su entrada y
haciéndose otra foto. Se sintió osada y lo se lo introdujo lentamente en su
interior. Sintió un escalofrío mientras se hacía otra foto. Sentía algo de frío
en su cuerpo, estaba extendida a lo largo de la bañera y aún mojada. La espuma
languidecía en su piel. Sus piernas abiertas y el improvisado juguete entrando
y saliendo con firmeza de su sexo formaban una excitante imagen. Dejó a bien
recaudo en su oquedad su juguete erótico para acariciar sus pechos, los amasó,
tocó con sus yemas los pezones hasta que se pusieron firmes y los contempló en
su teléfono, eran grandes y turgentes. Volvió a su sexo y a su voluntarioso ayudante
improvisado, sus movimientos se hicieron rítmicos y más acelerados, sus piernas
se abrían y cerraban para sentir aún más el contacto con aquel miembro de plástico,
hasta que por fin explotó en un intenso orgasmo que fotografió sin dudarlo, así
como su rostro, extenuado por el placer.
Cogió su teléfono mientras
aún respiraba agitadamente y adjuntó todas las imágenes a la vez. Mientras iban
subiendo, Arancha recibió otro mensaje: “Esta tarde mi novia va con su madre a
comprar el vestido para la boda así que tenemos toda la tarde para nosotros
dos, estoy deseando sentir tu miembro dentro de mí Roberto…”
Las imágenes de Arancha
estaban siendo abiertas en ese mismo instante por Javier, esta vez le palpitaba
el corazón, pero no era de placer, el orgasmo se había quedado ya muy lejano y
su cabeza le daba vueltas hasta sentir incluso mareo. Tan sólo fue capaz de
enviar un mensaje antes de tirar su móvil encima de la toalla: “Cabrón”. Su teléfono empezó a sonar insistentemente
mientras ella se envolvió en una toalla y caminó hasta el dormitorio con rabia.
Empezó a buscar los regalos que le había hecho su novio ya convertido en ex y
desfogándose con ellos, pensó que su vida no había hecho más que empezar.
5 comentarios:
Que bueno tenerte de vuelta Alice, esperemos que el próximo no tarde tanto.
La escena del relato muy excitante, y no la porqueria de las 50 sombras...
¡Ja,ja,ja,ja,ja! ¡Qué bueno!
Muy bueno, me gustó el desenlace.
Publicar un comentario