martes, 18 de septiembre de 2007

Carta a mi dulce Alice Carroll (Por Mario)


Mi dulce, lasciva, niña, mujer.

Ahora que tu ausencia carnal y tu voluptuosidad es más lejana, acudo en las noches de canícula estival a la luz cálida de mi lámpara, arropado por los ruidos de la noche que entran por la ventana abierta, a visitar a mis amantes, mis putitas estáticas, inertes, morbosas, y risueñas, ajenas al paso del tiempo, siempre bellas y lúbricas, siempre ansiosas y tibias, que miran como embadurno y aferro con la fuerza del deseo mi miembro, que arde en fiebre cuando mi cerebro le envía nítidas sus imágenes desafiantes, en busca de un animal que las posea.

La cadencia de mis caricias, aumenta según ellas cobran vida, diferentes Alicias, de rodillas sobre el lecho donde miles de veces hemos mezclado respiraciones, fluidos y gemidos. Con su combinación blanca alzada por encima de su rotundo trasero enseñándome su carnoso fruto, ella mira fijamente, desafiante, esperando que mi virilidad la ensarte y comience un galope desbocado en sus entrañas que la lleve con gritos a una sucesión de orgasmos y placer.

O también la otra Alice, que ajena a mi mirada, se sujeta sus turgentes pechos alzándolos hacia su boca, mientras su lengua voluptuosa, lame los pezones, incitándome a desear desencadenar un abanico de embestidas imaginarias de mi polla dentro de su vulva sonrosada y húmeda.

Mientras, rememoro las caricias en tu pelo y en tu espalda, a la vez que empapas con tu saliva mi glande que palpita cada vez mas rápido, haciéndole crecer hasta el limite de su elasticidad, largo rato, prolongando el momento de sumergirle, sumirle en tu grieta perfumada de hembra, para celosamente, como siempre, buscar los resortes que la hacen estrecha, caliente y espasmódica.

Y llega, noto como fluye por mi conducto la lava lechosa tratando de que la erupción llegue hasta ellas con rabia animal, y cubro mi miembro, mientras muero lentamente, sólo por esta vez.

Luego sopor y desazón, sé que ellas siguen esperando, sé que no ha sido suficiente para mis Alicias, y les prometo que la próxima vez será más intensa y más larga, que las visitare más a menudo y siento miedo de que sea verdad.

Buenas noches mis putitas, mis esclavas, o lo soy yo acaso de todas ellas…, os deseo.

Firmado: Mario


1 comentario:

Unknown dijo...

que bonito el erotismo en tus cuentos

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